Mi arte nació de la suposición; de la adicción a la duda,
de la perturbación por la duda, del desequilibrio de la
duda;
probablemente también de esas manchas de ritmo
que se desprenden de la vida al cambiar de objetivos.
Me encuadre en líneas y rimas, en los lazos de la
sintaxis
y una estructura semántica impropia para el color de mi
alma
algún laberinto literario me confundió en mas de una ocasión
y así nació un pequeño hormigueo parecido a la duda
llamado amor.
En ocasiones incluso hoy la generalidades son capaces de
atraparme
de hacer que desconfié de cada patrón
arquitectónico de la psiquis,
buscando encontrar la dosis correcta de paranoia y
obsesión,
Ese es mi desafío; no entregarme a las banalidades
compulsivas
de amar y ser amado, o de sentirme importante y comprendido,
tampoco de la pretensión de rareza e
incomprensión;
o alguna de esas antítesis de lo común que flotan en la
conciencia social
Al fin y al cabo tan solo somos resultado de procesos y
procesos de futuros resultados.
Durante los ciclos torpes de mi introspección a veces
puedo encontrar alguna respuesta útil:
en está ocasión las líneas conectadas por suaves movimientos
entre materia e irrealidad le dieron a mi
mi cabeza la sensación de algo parecido al síndrome de
Strangelov
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