A veces la
literatura es sangre en la venas, dolor en las memorias;
una droga exquisita
que me acerca al fuego de mi propio infierno
mentira tras mentira
me acerco un paso a tu cicatriz de tinta y papel.
Cada letra colocada
en su orden y su obligación, me ubica en mis líneas,
dando respuestas a
mis leyes acomodadas a mi cruel envejecimiento
como si todo cayera
por su propio peso al azar atado con un cordel.
Ese ritmo pausado y
en ocasiones apresurado; causando caos y paz;
luz y oscuridad;
formas que rebotan en mi cuando cierro los ojos,
ecos desnudándose en
los bordes ordinarios de cualquier alarde.
La literatura a
veces es mi cuerpo desgastado por la corrosión rapaz
que se hunde
ligeramente en un tono suave del pensamiento,
esperando crear
hoyos capaces de sostener mis cruces y
mis creces.
Decidí dejarte un
mensaje oculto en el universo, con maquillaje.
Es mi arte
estructurado en la fe de mi salvajismo que a veces te busca
Quizá no te
sorprenda mi amor ni mi literatura.
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